Fragilidad,
temor,
hastío profundo,
en los montes,
ahogados,
sin reclamo,
que atender,
sin presas,
que abatir.
Un aburrimiento,
innato,
mal del hombre,
renace,
se abre paso,
como fuente,
de un pudor,
sepultado.
Y se pregunta,
qué hacer,
a dónde dirigir,
sus pasos,
mañana,
cuando anochezca.
Y se pregunta,
a dónde ,
ir,
dónde,
morir,
esta incertidumbre.
Y se pregunta,
en dónde,
ir,
a verter,
tanto veneno,
resquicio de su vida.
Dobla el poema
y contempla
sus uñas.
Brillan.
Daniel Flores Vidal ©