Hace 15 años, un grupo de amigos con inquietudes (no sé si semejantes), decidió juntar unos folios, llenarlos de textos y dibujos y coser esas hojas a mano, ayudados por una vieja Singer. Decidimos que ese montón de papeles podía ser un fanzine, que incluso lo podíamos vender por 75 Pesetas y hasta tuvimos la osadía de ponerle un nombre: “La Pelota Que Se Va”.
Hoy, con la perspectiva que nos ofrece el paso del tiempo, con nuestras inquietudes ampliadas y ayudados por la posibilidad de publicar y difundir algo de manera sencilla y para todo el mundo, vuelve La Pelota, más dura, más puta, botando más alto, pensando en impactar en la cara de quien mire primero.
¿Qué pretendemos? Tan sólo buscamos la provocación, pero no del espíritu ni del párroco del barrio, sino de los más bajos instintos que duermen bajo el nombre de ALMA. No nos queda más que el recurso de la náusea, el vómito y la fricción de las bocas contra los libros. Lo que aparece aquí, es una prueba de fe en aquello en lo que nunca ha creído y nunca creerá. Nosotros, desde aquí, le arengamos a que lleve la lectura hasta sus últimas consecuencias.
“Leer La Pelota Que Se Va es como respirar éter. Es una patada en los huevos nada más levantarse; darla tú y que te la den a ti. Es rascarse la cabeza con un compás hasta sangrar flores amarillas. Es tumbarse en la cama y no poder dormir durante horas. Es un panel de botones enorme, cada uno conectado con una idea distinta.” - Carlos Ibarreta
“Yo me imagino la pelota como el reflejo de los anhelos e ingenuidades de nuestra adolescencia y el sudor de nuestras disonancias. Desde un aspecto lúdico y esperanzador, quiero entender el por qué de las cosas, aunque no sé si aceptaré cualquier resultado. Para mí esto es solo un paso más en mi afán de dominar el mundo.” - Alfonso Iglesias
“La Pelota Que Se Va, como la bata-manta, es perfecta para los inviernos templados del sur de Europa. Aunque alguna vez ha sido vista en climas más septentrionales. Se trata, en definitiva, de la excusa perfecta para que alguien se divorcie de ti; incluso tú mismo.” – Germán S. Miller
“La Pelota Que Se Va no está prohibida por la Convención de Ginebra, pero tiene el mismo stopping power que una bala dum-dum. Es genial.” – Sausalito Kid
“La industria farmacéutica mira para otro lado y no quiere saber nada, pero leer La Pelota que se Va mejora el esmalte dental y tensa 3 de cada 4 músculos faciales (para siempre), además de potenciar la dureza e impermeabilidad de la cutícula. Otra cosa son los problemas que trae parejos, pero tampoco hay que dramatizar. Vamos, digo yo.” - A. García
“Para mi “La pelota que se va” es ofrecer pan y servirse vino.” – Carla Novillo
“A mamarla a Parla.” – Doctor Amor