Hasta su familia miente si se les pregunta por él. Siempre está de paso, y nadie le pide que se quede. Su mayor enemigo es la hemeroteca, “esa vieja roñosa mentirosa hijadesuputamadre“, y por extensión cualquier depósito documental o Registro.
En una ocasión casi aprueba el carnet de conducir, y desde entonces vive de las rentas de aquel éxito, alardeando en las últimas filas del autobús que ha de coger todos los días para ir a trabajar (mesnadas de adolescentes descubren con él la vergüenza ajena y perfeccionan su sentido del ridículo).
Una pena, una verdadera pena que aquel chaval que con 6 años aprobaba casi todo sin copiar, se torciera justo antes de terminar el curso. Tal vez ahora su biografía sería letanía recitada en los Institutos Cervantes esparcidos por todo el Planeta.
Colaboraciones: