Saludemos al nuevo día con los miembros amputados



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Tan sólo buscamos la provocación, pero no del espíritu ni del párroco del barrio, sino de los más bajos instintos que duermen bajo el nombre de ALMA.

No nos queda más que el recurso de la náusea, el vómito y la fricción de las bocas contra los libros.

Lo que aparece aquí, es una prueba de fe en aquello en lo que nunca ha creído y nunca creerá. Nosotros, desde aquí, le arengamos a que lleve la lectura hasta sus últimas consecuencias.